martes, 25 de abril de 2017

El Embrujo del Bombo


                Después de tantos años añorando que alguno de mis dos hijos mayores me pidiera que le tensara uno de los bombos que “descansan” en la falsa de la casa que nos vio crecer, sin apenas tiempo para reaccionar y sin que hubiera mediado la más mínima incitación por mi parte, asumiendo un año más que sería mi bombo el único de la casa que procesionaría  este inolvidable año 2017, el Jueves Santo por la mañana, tensando el mío ayudado como siempre de mi cuñado Arturo, como manda la más pura de las tradiciones familiares, recibí, incrédulo, la petición por la parte de Albino.
                Mi perplejidad fue tal que hasta le sugerí que no quería tensarlo para que luego cambiara de opinión y se quedara, el pobre bombo, compuesto y sin pareja, esperando que mi reproche le obligara a cambiar de postura y reclinar su repentino deseo.  Pero lejos de achantarse, mantuvo su firme convicción de que quería este año debutar como “bombero”, sin importarle que ninguno de mis sobrinos, sus primos, iban a salir esa noche a tocar.  Decidimos que la mejor opción para él era el bombo de mi hermano Javier, que si bien es cierto que era un poco pequeño para su envergadura, le permitiría no cansarse por el peso que ejercería sobre su propio cuerpo.  Un montón de años esperando que se hiciera realidad ese sueño y ahora que se estaba produciendo, resultaba que era yo quien ponía palitos en la rueda para que no avanzara.  Varios intentos más por disuadirlo, <<”mira que yo tengo que subir al balcón para Romper la Hora, mira que tus primos no creo que salgan, mira que …”>> y obtenía la misma respuesta firme y contundente.  Este año quería tocar el bombo.  Estaba completamente decidido.  No me quedó más remedio que buscarle una maza adecuada, la correspondiente correa y una túnica negra acorde a su altura.
              Aquellos que me conocen bien, aquellos que saben lo mucho que hemos llegado a estar distanciados, aquellos que vivieron de cerca los frecuentes encontronazos con mi hijo Albino, aquellos que presintieron que nunca volveríamos a tener una relación padre-hijo, podrán entender, con facilidad, lo que ha significado esta inolvidable Semana Santa del 2017.  Indiscutiblemente mi designación como Pregonero la hará imborrable en mi memoria, pero también es cierto que una parte importantísima de la misma la ha protagonizado mi hijo.  Sin duda.  Y nada puede hacerme sentir más orgulloso.  Que se sepa.
 
               Hemos compartido multitud de cosas que para los demás pudieran resultar insignificantes, pero para mí, que venía de la obscuridad, de la distancia, de la frialdad, incluso de la indiferencia más cruel, cada segundo de nuestra convivencia ha estado impregnado de un halo increíble.  Hemos compartido desde las risas de los muchos momentos de diversión que hemos vivido, hasta los llantos por los sentimientos expresados, tanto por mi parte en el Pregón, como por la suya en sus queridas Redes Sociales.  Supo guardar en secreto la identidad de esa azafata rusa que tanta pregunta motivó. Mantuvo la serenidad y la cordura, pese a los cubatas que también se endosó, cuando su padre, un servidor, y mis amigos de siempre, la habían perdido por completo, “arremangándonos hasta la patica del pantalón” como en nuestros mejores días, en aquella cena de la Cofradía del Cristo de los Tambores, en la que tomamos el control de la pista de baile y de la barra del bar, por supuesto, y hasta el mismísimo Cristo, viendo cómo se estaban desarrollando los acontecimientos, decidió que lo mejor era desaparecer del Trufé y dejarnos solos ante los designios de la Divina Providencia.  Vivimos, juntos, el encuentro entre el Nazareno y la Virgen en la Plaza del Ayuntamiento.  Recorrimos, juntos, alguno de los muchos bares del pueblo, vermuteando, picoteando, alternando.  Rompimos la Hora. Subimos, juntos, a las dos de la mañana, en procesión tocando nuestros bombos, a la ermita de San Macario.  Recenamos, juntos, después en la Peña y seguimos tocando hasta que vimos amanecer bien entrado ya el Viernes Santo.  Procesionamos, juntos, en todas y cada una de las procesiones programadas por la Junta Local, tanto con el bombo como con nuestro Paso, Jesús atado a la Columna.  Compartimos, juntos, el momento sublime del Final de Redobles desde el edificio de la Comarca en la Plaza de la Iglesia. Recibió, poco antes de la cena de despedida de la Semana Santa el sábado, orgulloso, la tira que le hacía integrante de la Cuadrilla del Olmo e ilusionado  no tardó en colocarla en la bolsa de viaje que siempre le acompaña. Lo he sentido mucho más cercano y unido a mi familia, su familia de Andorra, sí, la de Teruel. Cuando de madrugada nos volvíamos hacia casa, me dijo  <”aunque tú no puedas venir el año que viene para Semana Santa, yo si podría venir a tocar el tambor y salir con el Paso”>> que aún ahora me emociona. 
                Se cerraba una maravillosa semana en la que he tenido la sensación de haber recuperado, definitivamente, a mi hijo. Acompañados por los sonidos emanados de los tambores y los bombos, hemos sellado la distancia que un día interpusimos entre nuestras vidas. Y aunque alguien pudiera pensar que fuimos el fruto del sacrificio de terceras personas, no quiero ocultar  ni mi responsabilidad ni mis errores. Solo yo soy el “culpable” de cuanto pasó.  Una y mil veces le pediré  el perdón necesario y le mostraré el arrepentimiento que él se merece, porque aún cuando era, entonces, el menor de edad, siempre me demostró mucha más cordura, solvencia e incluso madurez de la que yo le enseñé a él. No quiero que mi hijo me vea como si yo fuera un amigo suyo, que no lo soy. Pero no quiero que no me sienta como su padre, que si lo quiero ser. Y aún cuando sé que no es fácil perdonar todo lo que tuvo que sufrir en aquellos momentos, sé que esta Semana Santa nos ha servido, también, para unirnos un poco más.  Quizás, quién sabe, él haya descubierto el Embrujo del Bombo. Yo, ciertamente, ya sabia de su existencia. Aunque nunca lo había vivido a su lado. Bien ha merecido la pena.

5 comentarios:

  1. SIEMPRE TOCANDO LA FIBRA SENSIBLE QUE ARRANCA ALGUNA LAGRIMILLA

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  2. Me encanta esos sentimientos que expresas, y más aún de lo feliz que te vi estos días por Andorra y de qué tu hijo y tú os hayáis reencontrado, disfrutar mutuamente de vosotros mismos y seguir compartiendo momentos, porque eso es lo que vas a disfrutar, yo lo intento hacer continuamente con mis hijas, soy a lo mejor cansina, pero me encanta transmitirles las tradiciones , luego ellas que hagan lo que quieran, les enseño el camino ,y toco el bombo con ellas, ellas el tambor que flipas....Pero es que con dos años ya las llevaba a la escuela de tambores, y ahora tocan conmigo en la Seleccionadora, bailamos juntas en el Dance de Andorra, nos vestimos de baturras en fiestas, les gusta la charanga como a mí.... Vamos, que si ellos quieren compartir con nosotros,pues a disfrutar el momento....CARPE DIEM Albino, y te deseo que seas muy feliz, Besicos.

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  3. Siempre llegando al Corazón, . Estoy a "moco tendido".. Ya te puedes sentir ciertamente superogulloso de .hAlbino Garcia Monterrey, digno de llevar ese nombre (aunque a el no le guste,,jiji). Ha sabido acompañarte desde la discreción, y vivir la semana santa diferente. Creo que no la olvidareis ninguno. Un beso para los dos.

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  4. Quizás sea el Bombo, o quizás no, quizás sea a su padre lo que ha descubierto. Sabe que para tí es importante, y quiere que sepas que él quiere acompañarte.
    ... Y aunque tú no puedas venir... yo sí podría venir...
    Quizás es una forma de decirte que nunca había intentado entender lo que tú sentías por ese bombo, y quería acercarse y entenderte.
    Creo que estos días se ha sentido cómodo, acogido, quería ese abrazo de la familia que necesitan nuestros hijos, siempre tan inseguros, y tan rebeldes....(como deben ser).
    Es admirable que te haya seguido sin rechistar, a todos los actos, encuentros con tus amigos, en segundo plano,
    Yo, conociendo a la mía de 17 y a mi rebelde de 13, creo que esto ha tenido mucho mérito.
    Y, si, si que has demostrado cordura, habéis recuperado una relación, algo maravilloso, porque pienso que un hijo nunca se pierde, nos quieren siempre,
    Sabemos que es ley de vida, siempre serán rebeldes con sus padres, habrá muchos desencuentros, queremos que acepten nuestras ideas, tengan nuestra visión... claro que cometemos fallos, es de humano el errar.
    Pero ellos también son inexpertos, y cometen fallos, pero ahí estamos, porque los hijos necesitan saber que aún así les estamos esperando con los brazos abiertos, .....y necesitan ese abrazo, aunque no quieran reconocerlo.
    Y, siguiendo tu ejemplo, ayer, me levanté de la cama y le dí un beso de buenas noches, a mi rebelde de 13, ya durmiendo, en el dormitorio contiguo.... No pude menos que sonreir, y me invadieron olas de ternura, ¡¡¡después de una semana y una tarde tormentosa!!!.
    Espero que siga siendo por siempre la mejor relacion, con bombo o sin el, porque tienes un gran chico, (Ya un hombre) estupendo, que creo que se adaptó y supo estar a la altura, aun sin estar con su gente, su ambiente, sus actividad habitual.
    Creo que además, estos días te ha visto grande, yo diría que se sintió orgulloso de su padre, como supongo que te has sentido tú con él.
    Albino, quien a los suyos parece, honra merece.....

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  5. Unos momentos únicos que tu hijo ha querido estar a tu lado y compartir juntos que guardaréis en la memoria siempre. Una clara demostración de amor y madurez.

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