domingo, 7 de abril de 2013

ITV

     Comentaba yo el otro día en Twitter (@albino1965), a modo de coña, que quizás no sería mala idea someter a nuestros políticos regularmente a un Inspección Técnica, al igual que hacemos con los vehículos que sobrepasan los cuatro años.  Y lo que empezó siendo una pequeña comparación, ha terminado como entrada en este humilde blog. ¡Lo que son las cosas!.
      Marcamos  el mismo periodo de validez, cuatro años, por aquello que ambos, los dos, vehículos y políticos, son "herramientas", que estando a nuestra disposición, sufren un deterioro notorio con el paso del tiempo.  Los primeros porque el uso al que les sometemos nos obliga a dudar de su eficacia, mientras que los segundos, con su periplo, pierden la humildad con la que, supuestamente, partieron. No todos los vehículos pierden cualidades pasados este tiempo, al igual que no todos los políticos, afortunadamente, ven mermados sus principios. Lo importante sería  saber que pasado un periodo, ambos, deberían someterse a una ITV. 
     Al igual que al vehículo le revisan los faros, la bocina, el limpiaparabrisas y las luces, a los políticos deberíamos revisarles los niveles de confianza, de credibilidad, de acercamiento, de honestidad, de ilusión, de servilismo y de carisma.  Al mismo tiempo que detectan anomalías en el sistema de frenado, deberíamos verificarles, a nuestros políticos, el estado de integración, de percepción, de sintonía con el mundo que nos rodea a los demás mortales. Exactamente igual que nos exigen que el estado de la dirección esté perfecto, deberíamos exigirles su disponibilidad para con nosotros, los mortales y con los problemas que nos ahogan, nunca mejor dicho, ahora que el Guadiana amenaza con engullir a mi querida Emerita Augusta. Y por último, al igual que revisan desde el fondo del foso, los bajos de nuestro vehículo, deberíamos recordarles, a nuestros políticos, que su flamente honestidad debería mantenerlos lejos de los bajos fondos.
     Una vez concluida la Inspección , su dictamen será concluyente para determinar que, o bien debemos reparar nuestro vehículo y revisar sus expectativas, o bien debemos sustituirlo por otro en mejores condiciones y llevar a cabo la regeneración política que yo tanto ansío.
 

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