miércoles, 27 de mayo de 2015

Retrato




Cuadro pintado por Manuela Abellán Benaque
Sosiego hecho VIDA,
sonrisa hecha caricia,
entusiasmo hecho COLOR,
delicadeza hecha beso,
elegancia hecha LUZ,
feminidad hecha guiño,
finura hecha susurro,
frenesí hecho ilusión,
suavidad hecha mujer,
dulzura hecha PASIÓN,
delirio hecho cariño,
piropo hecho DESEO,
anhelo hecho arrebato,
afecto hecho AMOR.

jueves, 21 de mayo de 2015

¡¡ A votar !!

   Resulta curioso comprobar cómo a medida que se acerca el Domingo, cada uno se posiciona donde siempre ha querido estar. Los de "derechas" a la Derecha, los de "izquierdas" a la Izquierda. ¿Sobre qué eje?. Afloran sentimientos que muchos consideramos obsoletos, pero que sirven, todavía, de base para posicionamientos ancestrales. Mi buen amigo Diego, planteaba el otro día mientras corríamos qué pensábamos de la frase "un obrero no puede votar al Partido Popular", con la que un conocido suyo le había recriminado. Y a mí, personalmente, me resulta indefendible. Yo, que cuando gobernaba el PSOE me tachaban del PP porque llevaba engominado mi pelo y ahora, que gobierna el PP, se me encuadra en las filas del PSOE porque soy "mú rojo", ¿qué debería votar el próximo Domingo?.
 
  Profesionalmente hablando, me ha resultado indiferente que gobernara uno u otro. Las dos supuestas formas de Gobernar han apostado abiertamente por la Externalización de los Servicios de Informática, donde curiosonamente yo trabajo, en lugar de potenciar el Empleo Público, en el que creo sin fisuras. Lejos de pensar que el equivocado soy yo, faltaría más, como buen maño que soy, ExtreMaño de adopción para más señas, afirmo que ambos Gobiernos se han equivocado. Solo el tiempo me dará o me quitará la razón. Si todo el dinero que hemos invertido en enriquecer a alguna Empresa cuyo nombre quisiera olvidar más rápido que los nombres de quienes la dirigieron, a ellos y a nosotros, a la vez, lo hubiéramos canalizado en crear un Equipo de Técnicos propios, Empleados Públicos claro, en numero y con formación suficiente, estoy absolutamente convencido que hubiéramos podido ofrecer a nuestros Profesionales algo menos "infollable" que lo que hasta ahora hemos puesto a su disposición. Y que a nadie se le ocurra preguntar cuánto dinero llevamos "invertido" en tan maravillosas herramientas de trabajo. Es, sin duda, el secreto mejor guardado. Una vez más, y ya son muchas,  tengo que proclamar que necesitamos dejar de teñir la Administración con el color del Partido Político que la gobierne, porque nosotros, los Empleados Públicos, no  dejaremos de trabajar por y para la Ciudadanía, independientemente de quién nos gobierne.
 
  Personalmente he mantenido, y mantengo, una excelente relación con cuantos Directivos ha querido la Política poner en mi camino.  Los ha habido buenos Gestores, excelentes Directivos y maravillosas personas. Otros no tanto. A todos los he recibido con la mejor de mis sonrisas y aquellos que han  querido trabajar conmigo, lo he hecho de la mejor forma que sé, sin importarme para nada su significación política, dando lo mejor de mí, tanto con unos como con los otros. A algunos los he despedido con lágrimas en los ojos, con un sentido abrazo, como amigos para siempre; a otros con la misma sonrisa con la que los recibí, les estreché cordialmente la mano y a algunos, también, con el mayor de mis desprecios les vi partir, aunque fueron despedidos con igual sonrisa que a los anteriores, ya que nunca se sabe las vueltas que puede dar la vida. Después de no menos "batacazos", yo también he aprendido a torear en las peores Plazas. He educado, al fin,  uno de mis peores defectos, la sinceridad.
 
 
  Y cuando me siento a reflexionar el voto del próximo Domingo, aparecen en el escenario actores secundarios que quieren interpretar el mejor papel de su vida.  Poco o nada conocemos de ellos, pero eso también pasaba con los que ahora son tan reconocidos, un día fueron noveles y alguien, yo entre ellos, les dimos el empujón para que pasaran a primera fila. Algunos de ellos vienen rebotados de otros Grupos Políticos, pero entiendo que todo el mundo tiene derecho a recapacitar y encauzar libremente su pensamiento. No en vano, yo fui incluso monaguillo de pequeño. Y ya ven. Otros vienen con el firme propósito de "corromperse" más allá de lo que lo han hecho hasta ahora en otros Partidos Políticos, en los que ya han sido descubiertos. Patéticos. Algunos, afortunadamente, querrán aportar toda su honradez y su trabajo desinteresado, para que escritos como éste dejen de tener sentido y volvamos a recobrar la confianza en una Clase Política que han hundido ellos mismos.
 
 Aquellos que ya estuvieron, prometen hacer aquello que jamás se plantearon hacer mientras pudieron. Los que están, prometen hacer lo que no han hecho cuando han podido. Y los que aspiran a llegar, prometen lo que saben que no podrán hacer cuando puedan. Y después,  los de "Podéis".

  Pensar que la Abstención Activa es otra alternativa, otra solución, otro toque de atención para unos Políticos sin representatividad, otra forma de voto, es, quizás, una Utopía. Demasiados "estómagos agradecidos" que acudirán, sin dudarlo, a ejercer su derecho sin plantearse inquietud alguna. No quiero que se interprete que todo el que acuda a votar es un "estomago agradecido", nada más lejos de mi pensamiento. Sería tan ridículo como pensar que todos los que no vamos a ir a votar, es porque no nos interesa la Política, o sería igual de desafortunado como afirmar que si no acudimos a las urnas no podemos opinar. Dejadme que sueñe con qué pasaría si al cerrar los Colegios Electorales el próximo Domingo, 24 de Mayo de 2015, todas las urnas estuvieran completamente vacías.

jueves, 14 de mayo de 2015

Cuatro Años.

   La percepción de la realidad es, a menudo, tan subjetiva que no podemos hacernos una idea de lo que nos perdemos. La anormalidad se hace dogma e, incluso, la normalidad se humilla ante la anormalidad.

  Siguiendo las directrices de las sendas sentencias que me permiten disfrutar de mis tres hijos los fines de semana alternos, este pasado fin de semana se ha ido llenando el Hotelito en el que se convierte la casa en la que habito normalmente, acompañado de una soledad que me martiriza. Después de la cena, reunidos en tormo a una televisión que sólo es la excusa para estar juntos, nos encontrábamos los cuatro. Es, sin duda, un momento tierno, entrañable. Los tres hermanos reían ante las ocurrencias de un Pablo "acarajotado" con las tonterías propias de una edad complicada. Quince años los que haga. Albino escondía su risa tras una avergonzada edad que no le permite jugar abiertamente con sus hermanos. Diecinueve años. Lucas, el peque, incansable e insaciable, mantenía, no sin esfuerzos, sus ojos abiertos. Cuatro años. Y yo, a mis "cuarenta y diez años", sin caber en mí de gozo. Imagínense.
 

   Ellos y yo, formamos una atípica familia numerosa. Cuando el tiempo ya debería haber puesto las cosas en su sitio, me siento reconfortado por cómo han sabido unirse, ellos, en la adversidad de un tiempo que les hemos obligado a vivir, sus madres y yo. Pese a todo, y sobre todo, ellos siguen sintiéndose hermanos. ¡Qué lección magistral!. Recuerdo, con tristeza, como se dudaba incluso de su parentesco, ¿hermanos o hermanastros?, en clara referencia a una animadversión cada vez más aguda, más profunda, más distanciadora. Verlos reír juntos, desvivirse los grandes por el pequeño, añorar éste a los grandes, disfrutar de los momentos que comparten, son las pinceladas más maravillosas que yo puedo dibujar en estos momentos. No creo que pueda herir a nadie cuando afirme que yo no tenía ninguna necesidad de tener otro hijo más. Fue, quizás, el más desprendido de mis regalos. O, quizás, el más terrible de mis errores. Ingenuamente llegué a pensar que podría ser la solución a una relación dinamitada. Nada más lejos de la realidad. Desobedecí, una y otra vez, a cuantos me lo desaconsejaban. Y a esa mochila con la que cabalgaba, desde el principio, por su vida, sumé un nuevo compañero de viaje. No quiero que se me interprete como que estoy arrepentido. Me sentí, eso sí, en su momento, fracasado, tremendamente fracasado. Yo que lo había dado todo, absolutamente todo. A los dos problemas que yo ya tenía, le sumé uno más. Y ya eran tres. "Pues si que te ha cundido", fueron las palabras de una vieja amiga a la que descubrí, de casualidad,  por Internet, casi treinta y cinco años después de habernos dicho aquel hasta siempre. Ni yo hubiera sido capaz de hacer un resumen tan elocuente de mi vida con tan pocas palabras.
 
  Aquello que era increíblemente anormal, ahora es normal. Se esfumaron todos los fantasmas que no nos permitían disfrutarnos los unos de los otros. Ha sido muy alto el tributo que hemos tenido, todos, que pagar, al no ser conscientes que era imposible conseguir el objetivo final, formar una familia compuesta por cinco miembros. Ninguno quiso dar su brazo a torcer, fruto de una obstinación sin igual, en la que el Niño fue, sin duda, el adulto y los Adultos, fuimos los niños. Muchas veces me pregunto cómo fui capaz de tensar tanto la cuerda. Incluso estuve a punto de perder, sentimentalmente hablando, a mi hijo mayor. ¡Cuánto me ha enseñado su silencio!. Una distancia que resultó insalvable y que nunca se acortó ni, incluso, en mis mejores sueños. Una vez más, otra vez más, cuando tuve que elegir, de verdad, pese a saber dónde me arrastraban los acontecimientos, los elegí a ellos, a los tres. Me sobraban los motivos.
 

  El sábado, 16 de Mayo, es el cumpleaños de Lucas. Cuatro años. Quisiera regalarle este pequeño fragmento para que lo lea cuando sea capaz de hacerlo. Que me entienda ya será otra cuestión. Que me comprenda, seguramente, será imposible. Cosas que pasan.