A diferencia de D. Juan Carlos I, Rey de España, mi hijo Albino, sexto, también como D. Felipe de Borbón, en la línea de sucesión de "los Albinos", no está preparado para asumir, por ahora, mi abdicación. Todavía tiene por delante un importantísimo periodo de formación, del que estoy convencido, saldrá airoso. No me cabe la menor duda.
Me unen, por el contrario, muchas otras cosas con nuestro rey D. Juan Carlos; curioso.
Ambos somos padres de un valioso heredero; ambos estamos orgullosos de ellos, cada uno del suyo, por supuesto; ambos estamos ansiosos por comprobar si su educación ha sido la adecuada; ambos queremos, sin duda, lo mejor para nuestro País, España y nos sentimos orgullosos de serlo; ambos defendemos la Unidad Nacional por encima de cualquier nacionalismo extremo y radicalizado; ambos cometemos errores, de mayor o menor calibre y sabemos pedir perdón por ellos; ambos defendemos la Democracia, aunque cada día pienso que quizás esté equivocado, ya que la mejor forma de Gobierno será, quizás, la Dictadura, porque no conozco a nadie que pudiendo haber sido dictador, haya declinado su osadía y se haya convertido en demócrata; ambos mantuvimos una postura contraria a aquel Golpe de Estado del año 1981; ambos acatamos la Constitución Española, que nos ampara; ambos creemos en la Justicia Universal, que nos hace iguales ante La Ley; ambos sabemos que, actualmente, para que sobreviviese la Monarquía en nuestro País, no tenía otra opción que la de abdicar; ambos hemos tenido el orgullo y la satisfacción de haber sido condecorados con una Medalla al Mérito Militar; ambos tenemos la sangre de color rojo, sin duda, por mucho que se empeñen algunos en hacernos ver que la suya es de color azul; ambos perdimos los papeles ante las "infollables" oratorias del Presidente Chavez; ambos somos, cada uno en su Escala, Empleados Públicos.
No tengo nada personal en contra de D. Juan Carlos y su familia, creo que han cumplido con el papel que un día la mayoría de los Españoles les encomendaron, refrendando una recién estrenada Constitución. No quiero radicalizarme en posturas intransigentes, que no me representan, en absoluto, ni me definen. Ni enarbolar banderas que jamás he tenido, ni he visto, en mi casa. Desde esta "tribuna", mi humilde blog, solo solicito, a quién corresponda y quiera leerme, que iniciemos los trámites necesarios para reformar la Constitución y dejar de ser, si el Pueblo Soberano así lo decide, un Estado Monárquico.
¿Si yo no puedo "abdicar" en mi hijo Albino VI, heredero directo en mi línea sucesoria, cuando esté preparado para ello, ocupando el puesto que ahora ocupo en el Hospital de Mérida, manteniendo yo, eso si, intactas mis retribuciones, liberándoseme de toda Responsabilidad, por qué alguien tan cercano a mí, como mi Rey, sí puede hacerlo en el suyo?.
No me voy a sentir representado por Felipe VI, al igual que nunca me he sentido con su padre, Juan Carlos I.
Lo siento, hay cosas que, afortunadamente, no entenderé jamás.
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