Cuando no sabemos, o no podemos, argumentar sobre aquello que se nos pregunta y queremos zanjar la conversación de una manera rápida. directa y sin posibilidad que nuestro contertulio trate de atacarnos por el otro flanco, acudimos a la impagable coletilla: ¡¡¡Esto es lo que hay!!!.
He de reconocer que es una de las expresiones que más me molestan, porque siempre me indica sumisión, resignación, aceptación y entrega. Quizás mi carácter reivindicativo de por sí, contraste con semejante acomodamiento y me revele en contra de aceptar algo injustificable. Incluso todavía me "emputezco" más, cuando la frasecita viene acompañada de un extraño y repetitivo movimiento de hombros, de abajo a arriba, como dando a entender que no se ha podido hacer más. Es imposible hacer más. Y lo curioso del caso es que sirve tanto para "justificar" que Fernando Alonso, nuestro increíble piloto, no puede sacarle más a su Ferrari y debe resignarse a quedar clasificado en sexta posición, como para que mis Directivos, los de ahora y todos los de antes, me denieguen, permanentemente, la petición de ampliar la plantilla del Servicio que trato de dirigir. Polivalente donde las haya, la expresión, digo. ¿Alguien dio más por menos?. Cinco palabras y seis signos de admiración.
Como todo en la vida que nos ha tocado vivir, lo que es malísimo para unos, es estupendísimo para otros y la expresión en cuestión es ideal para aquellos que prefieren navegar en la ambigüedad, que haberlos, haylos, porque así siempre tienen una solución rápida a las cuestiones que les plantean los demás, evadiendo propias y ajenas responsabilidades y quedándose en el puesto dominante en el que viven. Y es que ante un ¡¡¡esto es lo que hay!!! de estos especímenes, a quién se le puede ocurrir contestar con un ¿pero qué cojones (con perdón) me estás contando?. Evidentemente, a nadie en su sano juicio. Ni siquiera a aquellos que todavía manteníamos colgado el poster del Che Guevara en nuestro corazón, ya que hace tan solo unos días que hice de tripas corazón, obedecí las sugerencias del bueno de mi padre y lo desterré a descansar en el canuto donde guardaba los demás posters usados en mi "Juventud, Divino tesoro": el de Sabrina mostrando uno de sus intrépidos pechos, el del cuadro de La Ultima Cena pintado por Salvador Dalí, el de Bruce Springsteen donde grapé mi entrada a su memorable concierto en el "Campo Nuevo" del Barcelona y alguno más.
Por cierto, creo que es la misma expresión que utilizó el Ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, para responder a la pregunta de cómo era posible que los recortes siempre afectaran a los mismos. Pero eso será el punto de partida de otra entrada en este blog y lo redactaré, si me lo permitís, en otro momento.
Por cierto, creo que es la misma expresión que utilizó el Ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, para responder a la pregunta de cómo era posible que los recortes siempre afectaran a los mismos. Pero eso será el punto de partida de otra entrada en este blog y lo redactaré, si me lo permitís, en otro momento.